Juanjo Suárez Rodríguez

anaga1El macizo de Anaga, ese emblemático espacio natural protegido que comparten los municipios de Santa Cruz de Tenerife, La Laguna y Tegueste se declaró Reserva de la Biosfera por la UNESCO. ¿Y ahora qué? Esta distinción tan prestigiosa que sólo se da a lugares realmente especiales del planeta, nos invita a caminar por un apasionante proceso de conservación de la naturaleza y de apertura de un abanico de oportunidades socioeconómicas.

“Primero fue necesario civilizar al hombre en su relación con el hombre. Ahora es necesario civilizar al hombre en su relación con la naturaleza.” Víctor Hugo (1802-1885).

Anaga ha sido declarada Reserva de la Biosfera. Todos nos hemos felicitado por una noticia que “suena” muy bien, pero desde un primer momento me hice una serie de preguntas: ¿sabemos qué implica ser Reserva de la Biosfera? Esta distinción, ¿garantiza la conservación de la naturaleza de este emblemático lugar? ¿Garantiza el bienestar de las poblaciones que viven dentro del espacio protegido? ¿Tenemos garantizada la gestión de esta distinción con los más altos niveles de calidad? Y por último, ¿qué implicación tiene el municipio de Tegueste en esta distinción?

Vayamos por partes. La UNESCO la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura creó en el año 1971 el Programa MAB en sus siglas en inglés Man and Biosphere, Programa Hombre y Biosfera. Su creación se debió a una creciente preocupación por los graves problemas que estaba creando el progreso humano para el Medio Ambiente mundial. Se observó la necesidad imperiosa de intentar crear una forma de desarrollo humano que respetara los recursos naturales y garantizara el futuro para las nuevas generaciones. De ahí surge el recurrente concepto de Desarrollo Sostenible y la necesidad de su aplicación a escala planetaria.anaga2

Pero, ¿cómo lograr ese desarrollo sostenible? ¿Existe algún manual para lograrlo? ¿Hay un decálogo que cualquier comunidad humana puede aplicar para garantizar ese equilibrio humanidad-naturaleza? Pues no. Por ello se creó el concepto de Reservas de la Biosfera, para que se pudiera aplicar en el terreno y de forma práctica modelos de desarrollo singulares a cada espacio, que garantizaran la conservación de los recursos naturales y ofrecieran una vida digna a los habitantes de esos espacios naturales declarados como tales.

Después de la declaración de Anaga este pasado junio de 2015, existen en la actualidad 651 Reservas de la Biosfera repartidas en 120 países; 651 “laboratorios” que ponen en funcionamiento el Programa MAB Hombre y Biosfera, a través de una apuesta, con más o menos intensidad e intención, para la generación de propuestas e ideas que visualicen que el equilibrio entre las especies que habitamos el planeta se puede lograr, poniendo en cuestión esa dialéctica que ha enfrentado al progreso con el medio ambiente desde los inicios de la revolución industrial.

Para que funcione una Reserva de la Biosfera tenemos que ser conscientes de una cuestión fundamental: el ser humano es su “motor”. Al buscar como objetivo modelos de desarrollo sostenible, el habitante de la Reserva es el elemento esencial que con su participación activa, hará que esa declaración funcione o se quede en un mero y bonito título. Por eso la participación ciudadana será el objetivo primordial del equipo gestor encargado de dar forma administrativa y técnica a los proyectos que se impulsen para hacer realidad el sueño de una Reserva de la Biosfera.

Hay Reservas de la Biosfera donde se están desarrollando ideas y proyectos innovadores y experimentales, como por ejemplo, la producción de energías alternativas, empresas que producen y comercializan hielo, otras que han impulsado la producción tradicional de sal, lugares que se diferencian por sus excepcionales vinos, espacios que han recuperado especies agrícolas tradicionales y que hoy forman parte de platos de restaurantes de reconocido prestigio, existen “clubs de producto turístico” creados por empresas locales bajo el sello de Reservas de la Biosfera, entre otras cientos de acciones que cada día, nacen, crecen y se desarrollan en estos territorios.

En el caso canario, actualmente son Reservas de la Biosfera las islas de Lanzarote, Fuerteventura, La Palma, El Hierro, La Gomera, una porción de Gran Canaria y, ahora, Anaga. En 2010 se inicia el lento pero fructífero proceso de candidatura de Anaga a esta declaración, un proceso iniciado por la Fundación Santa Cruz Sostenible, pero impulsado y comandado finalmente por el Cabildo de Tenerife y los 3 municipios con territorio dentro del ya existente Parque Rural de Anaga. Se generaron reuniones de trabajo en cada pueblo y caserío para que los vecinos y vecinas conocieran los objetivos de esta declaración yanaga3 para generar un “arma” clave que le da sentido a esta titulación: la redacción de un Plan de Acción que planifique y priorice objetivos, acciones y presupuestos económicos. Este intenso proceso terminó de gestarse en al año 2014 cuando se remitió la documentación al Consejo Internacional de Coordinación de la UNESCO que es quién tiene la última palabra de esta declaración. Finalmente este pasado 9 de junio, esta institución observó que las 48.727,6 hectáreas terrestres y marinas y sus 2.000 habitantes merecían esta honorable distinción.

Y la pregunta con la empezamos este artículo: ¿y qué pinta Tegueste en todo esto? Como ustedes ya saben, el Macizo de Anaga reparte su territorio en 3 municipios. Tegueste es el que posee menos territorio incluido en el espacio protegido y además, no tiene ninguna población humana dentro del mismo. Aun así, Tegueste tiene una especial relación con los montes que tantas vidas salvaron y privaron a la vez, a lo largo de sus siglos de historia.

Con esta declaración y su firma de adhesión, este municipio ha adquirido un compromiso internacional con la UNESCO, ya que ha considerado que parte de su territorio sea calificado como Reserva de la Biosfera. En este sentido y en mi opinión, nuestra administración e institución municipal adquiere una responsabilidad de inversión técnica y económica, de cara a recibir beneficios en varias formas:

* Primero: a partir de ahora y fruto de la buena y correcta gestión de esta declaración, se pueden conseguir con más facilidad financiación específica procedente de la Unión Europea y el estado español.

* Segundo: se posee un plus en la promoción turística internacional, ya que ser Reserva de la Biosfera se ha demostrado como un atractivo para un buen segmento de turistas que buscan estancias en espacios que garanticen unos parámetros de calidad en cuanto a sus bellezas naturales y a su oferta ecoturística.

* Tercero: los teguesteros y teguesteras tendremos una etiqueta de calidad con la que contar para que nuestros productos, nuestros procesos de producción, nuestras fiestas, nuestro mercadillo, y así, infinidad de acciones que hagamos con sumo equilibrio y amor por nuestro territorio, puedan ponerse en el mercado con un sello que nos diferencie en cualquier lugar donde los halle el consumidor final.

* Cuarto: hemos adquirido un compromiso muy serio de conservación de una naturaleza que es única y así lo ha considerado una institución tan prestigiosa como la UNESCO. Pensemos que ahora son Reserva de la Biosfera lugares como la Mesa de Tejina, La Orilla, La Mocanera, El Caidero, El Nieto, los Montes de Pedro Álvarez o el Barranco de La Goleta.

A partir de ahora nos mirarán con lupa a ver si somos capaces de conservar nuestras montañas, montes, barrancos y escarpes, y nos animarán a ser un pueblo inteligente a la hora de tomar decisiones de desarrollo y progreso en franco equilibrio con los recursos naturales tan valiosos y frágiles con los que nos ha tocado convivir. Así que, ¿pintamos algo en esta declaración como Reserva de la Biosfera? En mi humilde punto de vista, sí. Podemos ser los impulsores de iniciativas novedosas o de consolidar las ya existentes para aportar nuestro granito de arena en la preservación de un territorio único y en poner en valor, las bondades de un valle que nos sigue dando una singularidad especial. En nuestra mano queda que Anaga sea una Reserva de la Biosfera merecida y que perdure en el tiempo.

Juanjo Suárez Rodríguez, consultor de proyectos ambientales, patrimoniales y ecoturísticos, y además, teguestero.

Quiero darle las gracias a los compañeros de InfoTegueste por permitirme dar mi punto de vista sobre esta importante declaración sobre una porción de un territorio que tanto amor le he dedicado en mi vida. Agradezco la conversación a modo de asesoramiento con Pedro Millán del Rosario, geógrafo y gerente de la Fundación Santa Cruz Sostenible.